- /
| Xalapa, Ver. | 16 Abr 2025 - 09:53hrs
Por Adalberto Tejeda-Martínez
No fueron vidas paralelas ni perpendiculares, sino tangenciales, es decir, que se rosaron hasta tener puntos en común pero sin cortarse (o se cortaron pero no se rompieron).
Ambos nacieron en marzo y ambos murieron en abril. El colombiano nació el 6 de marzo de 1927, nueve años y veintidós días antes que el peruano. El primero murió el 19 de abril de 2014, diez años con 361 días antes que el segundo. En la década de 1960 fueron grandes amigos. El 12 de febrero de 1976 en la ciudad de México, en el estreno de la película “La Odisea de los Andes”, García Márquez recibió al guionista –Vargas Llosa– con los brazos abiertos y la exclamación de “hermano”. Su viejo joven amigo, entrenado en el boxeo, le propinó un puñetazo que le dejó un ojo morado. La amistad nunca se rrestableció.
Aunque tenían orígenes muy diferentes, se encontraron en París y se admiraron mutuamente durante más de una década. Los dos escribieron en la pobreza en esa ciudad sus grandes obras iniciales: “La ciudad y los perros” y “El coronel no tiene quien le escriba”.
En septiembre de 1967, cuando los dos escritores eran ya famosos, tuvieron una conversación, no en una catedral sino ante estudiantes y académicos limeños, sobre la literatura, pero en especial sobre la novela latinoamericana, que la editorial Alfaguara recuperó hace poco. Era el auge de esa relación.
García Márquez era de una estirpe condenada a cien años de soledad; Vargas Llosa provenía de una familia de siglos de prosperidad.
García Márquez pasó la universidad de noche, pero no quiere decir que no fueran épocas de lecturas variadas y profundas, de la redacción periodística de miles de cuartillas que le enseñaron a escribir, de una preparación profesional mejor que si hubiera seguido al pie de la letra las clases de derecho. Vargas Llosa, en cambio, se doctoró en la Universidad Complutense de Madrid en 1971 con la tesis “García Márquez: lengua y estructura de su obra literaria”, que después Seix Barral publicó como libro con el título de “García Márquez: historia de un deicidio”.
El libro no se volvió a publicar en forma impresa, aunque desde hace años flota en internet una edición pirata, y recientemente las plataformas digitales han regularizado su venta. No obstante, en la edición conmemorativa de la Real Academia de la Lengua por el cincuenta aniversario de “Cien años de soledad”, se incorporaron treinta páginas, un poco menos del diez por ciento de las que contiene el libro del examigo.
Los dos simpatizaron al inicio con la revolución cubana. Vargas Llosa se arrepintió y se volvió su adversario a partir del caso Padilla, a inicios de los setenta, y se volvió un derechista recalcitrante, mientras que García Márquez se dejó embrujar por Fidel Castro por mucho tiempo.
El colombiano recibió el premio Nobel en 1982 y el peruano tuvo que esperar casi tres décadas para recibirlo en el 2010. En fin, que una retahíla de diferencias los separa, pero un cúmulo de coincidencias los une como dos de los grandes de las literaturas de este lado del Atlántico.
El año pasado los hijos de García Márquez entregaron a la biblioteca Octavio Paz, del Instituto Cervantes en París, un acervo de doscientos volúmenes que dejó el colombiano en esa ciudad, pero no se pueden consultar los que tienen dedicatorias manuscritas, entre estos lo de Vargas Llosa, ¿qué dirán?